lunes, 16 de enero de 2012

Sherlock Holmes: Game of Shadows... Intriga, acción y Robert Downey Jr.


Una pipa Meerschaum humeante, un inmaculado sombrero de cazador de gamos y la frase “elemental mi querido Watson” flotando en el aire.
No es necesario ser un erudito en literatura, ni un experto en el método deductivo, para darse cuenta, al instante, que este conjunto de señas particulares corresponden a Sherlock Holmes, el detective más famoso de todos, surgido de la cabeza de Sir Arthur Conan Doyle allá por el año 1887.
Lo que muchos quizás no sepan es que ninguna de estas características, tan representativas del popular investigador, aparece mencionada en la obra de Doyle, sino que, llamativamente, son agregados que surgieron años más tarde en dramatizaciones teatrales o gracias a la ocurrencia de algún dibujante.
Mucho más acá en el tiempo, en el 2009, el director británico Guy Ritchie (famoso no sólo por sus películas sino, además, por haberse aguantado a la insoportable de Madonna durante algunos años) se encargó de hacer realidad una nueva adaptación de las andanzas de Holmes, para la pantalla grande, con su inconfundible toque distintivo y con un Robert Downey Jr. deslumbrante, con un papel hecho decididamente a su medida.
Tras el éxito de taquilla y de crítica (aunque hoy por hoy sólo importa lo primero) la inevitable secuela no se iba a hacer esperar y es por eso que, por estos días, llega a las salas de varios países Sherlock Holmes: Game of Shadows (Sherlock Holmes: Juego de sombras), esperada segunda parte en la que la sola participación del solicitado chico “Iron Man”, en el rol protagónico, resulta motivo más que suficiente para ir a verla.
En esta oportunidad, el perspicaz detective, amante de las sustancias prohibidas, deberá vérselas con su archienemigo, el profesor Moriarty (Jared Harris), personaje oscuro, dueño de un intelecto casi superior al de Holmes, pero más peligroso que una piraña en el bidet.
La muerte del príncipe heredero al trono de Austria resulta ser un simple suicidio para el inspector Lestrade (Eddie Marsan), pero no para el carismático Sherlock quien rápidamente llegará a la conclusión de que el príncipe fue asesinado y que su crimen no es más que uno de los eslabones de un maquiavélico plan ideado por la inescrupulosa mente de Moriarty.
Holmes volverá a contar con la invalorable ayuda de Watson (Jude Law) a pesar de que este se muestre más permeable a convertirse en un servicial marido que a andar resolviendo misterios junto a su camarada.
También habrá lugar para la aparición de algunos nuevos personajes como la pitonisa gitana Madam Simza (interpretada por la ascendente Noomi Rapace, famosa por su papel de Lisbeth Salander en la versión original de la saga “Millenium”) o Mycroft Holmes (Stephen Fry), hermano mayor de Sherlock, mucho más cercano en personalidad al simpático y regordete actor que al personaje descrito por Doyle en sus novelas.
En líneas generales, esta cinta termina siendo una secuela mucho más que digna, con acción a raudales, momentos de humor muy bien logrados gracias al inigualable aporte de Robert Downey Jr. y, sobre todo, con el impecable trabajo de Ritchie desde el sillón, con un notable manejo de la cámara Phantom que da como resultado una épica escena de persecución, a través de un bosque, que dejará boquiabierto a más de uno.
Las piezas están sobre el tablero. Comienza un enfrentamiento craneal entre dos de las más grandes mentes del siglo XIX, en el que no sólo estarán en juego el orgullo y el prestigio, sino también la paz mundial.
Elemental mi querido cinéfilo, no te la podes perder.


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